A NIGHT AT THE ALBERT HALL

He decidido tomarme el día libre, esta noche los Who tocarán su álbum Tommy en su totalidad por primera vez desde la gira de reunión del 89, y lo harán en el Albert Hall. Tommy nunca ha sido de mis trabajos predilectos de la banda, para mi gusto realza demasiado la dura historia que narra Pete, sin que John Entwistle o Keith Moon suenen con la potencia arrolladora que les caracterizaba, esa potencia que les definiría como uno de los directos más explosivos de la historia del Rock.  Una banda de cuatro líderes, y como diría Dalí con su flema habitual, “cuatro genios de primer orden mundial”.

Por ello siempre me he decantado  hacia trabajos como  Who´s Next o Quadrophenia. Ahora, lo que no se puede negar es que Tommy marcó un hito en la historia del Rock, una Opera Rock, una obra concepto de 1969 dirigida por Pete Townshend que se consagraría con su Live At Leeds, con su film de la Isla de Wight, y que les encumbraría definitivamente como una de las bandas de referencia.

Antes del concierto me paso por el Chiltern Firehouse a tomarme un cocktail, un restless de tequila, y no me resisto a comentar con Michele la jugada. Además de preparar cocktails de primer nivel internacional en uno de los locales más en forma de la ciudad, Michele es un melómano, así que divagamos un rato sobre la música de los años 70. Ya se sabe, que si Led Zeppelin, que si los Who, o la mítica historia de cuando los Pink Floyd dispararon dos cañones dentro del Albert Hall durante uno de sus conciertos, haciendo que retumbara la estructura del edificio, razón por la cual se les prohibió volver a tocar allí de por vida.

Siempre que me acerco a Royal Albert Hall tengo esa sensación de ocasión, algo que por alguna razón ni la arquitectura brutalista del Barbican Centre, ni el Modernismo del Royal Festival Hall consiguen proporcionarme, al menos no de la misma forma.

Abre la noche Imelda May, que parece que ha decidido dar un pequeño giro hacia un Soul/Jazz más popular, gesto que muchos le critican, pero que a mi personalmente no me desagrada; y justo después las pantallas comienzan a amenazar: “Mantengan la calma, ahora viene The Who”.

Atacan con Tommy desde el principio, con Pete Townshend que se lanza desde «Overture» e «It’s A Boy» a ensayar sus primeros windmill marca de la casa, y a partir de aquí, ya no hay descanso para nadie. Pete tiene la noche. Comienza a jugar con la banda con cambios de acorde y solos donde nadie los espera, con la sencillez de alguien que parece que pueda hacer lo que le venga en gana en cualquier momento, y con la espontaneidad  de alguien que juega en su casa. Hasta su “outfit” es diferente esta noche, con camiseta, vaqueros y gafas graduadas para leer de su atril un repertorio que seguramente ya no está tan acostumbrado a tocar.

Al inicio del show Rodger Daltrey anuncia que la banda interpretará el icónico trabajo con guitarras eléctricas, y no con acústicas como se dijo hace unos meses: “Después de semanas de ensayos vimos que no funcionaba del modo en que teníamos pensado”. Pete añadió: “Será mucho mejor de esta forma. Me he traído la guitarra roja de casa” (refiriéndose a su eléctrica Fender Stratocaster). Música para mis oídos, ya que como mencioné antes, a mí me gusta más su versión más “brutal”  y “sonora”.

Mención especial merece Zak Starkey. Keith Moon es un act hard to follow, pero con Zak a la batería parece que la banda ha encontrado el equilibrio, con un estilo personal, pero que al mismo tiempo retiene una gran cercanía estilística  y sonora con Moon.

El tema del bajista ya es harina de otro costal. John Entwistle es simplemente irremplazable.

Suena el «Whe´re Not Gonna Take It» para cerrar Tommy con el público en pie desde hace un buen rato, y de ahí atacan directamente a algunos de sus grandes éxitos. No hay pausa. «I Cant Explain» es contundente, «Join Together», «I Can see For Miles” o una ardiente «Love Reign O’ er Me» con un Rodger Daltrey subido en su tour de force particular. Le siguen «Who Are You» y «Baba O´riley», que siempre hacen las delicias de la audiencia, y  un «Won´t Get Fooled Again» para cerrar la noche.

Creo que es la quinta vez que les veo en directo, y Tommy ha sorprendido. Ha sido seguramente el mejor concierto que les he visto, aunque me he quedado con las ganas de escuchar su «Real Good Looking Boy» que tan rara vez tocan en sus directos. Pero no desespero, porque la aventura de estas bandas llegará a su final solo cuando ellos lo decidan.

Llega el “post-concierto”, y estoy deseando llegar al Chiltern Firehouse para rememorar con Michele, nuestro maestro cocktelero, historias de cañones y guitarras en el Albert Hall.