4 REALIDADES A NO PERDER DE VISTA CUANDO SE COMPRAN ZAPATOS DE ENTRETIEMPO

Existen ciertas realidades que funcionan como elementos universales que toda madre hace vivir a sus hijos y que acaban por convertirse en una constante en la infancia, aunque uno solo logre comprenderlas cuando llega a la edad adulta. Unas cuantas de esas cosas llegaban en el mes de septiembre, justo cuando empezaba la vuelta al cole. Una de ellas era de la de comprar el mandilón del colegio no exactamente de la talla que era la adecuada, sino de una un poco más grande para cuando se creciese. Otra era que poco importaban los zapatos que realmente nos gustaban de todos los que había en la tienda, ya que las madres siempre compraban los que entraban en la categoría de clásicos. Y la última era la de que, entre las cosas que se compraban en septiembre, estaban unos básicos: el abriguito y los zapatos para algo misteriosamente llamado entretiempo.

No es necesario que aparezca ningún científico para indicar que estamos en el epicentro de aquel entretiempo que solo parecían conocer las madres y que resulta recomendable adecuar el fondo de armario a las necesidades específicas del momento. A pesar de que, una vez que se llega a la edad adulta, ya no se necesita a una madre para comprar ni el abriguito ni los zapatos de entretiempo y podemos hacernos con lo que realmente deseamos, nunca están de más unos consejos antes de escoger esos zapatos que calzaremos hasta que llegue el crudo invierno.

1. La vuelta al cole no es solo para niños

El año no empieza solo en enero y se podría decir que también lo hace en septiembre. Después de las vacaciones, llega el momento de volver a la oficina y renovar el fondo de armario. Como cuando se era un niño y había que comprar zapatos nuevos para el colegio, la vuelta a la oficina es una excusa perfecta para ir de compras.


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2. Las madres tenían razón (como siempre)

Aunque cuando se es un niño no se entienden las decisiones de compra de las madres, especialmente cuando los zapatos básicos que escogía no eran los zapatos ‘molones’ que uno quería, lo cierto es que optar por unos básicos es una opción muy sabia, especialmente cuando se reinventan con la temporada.

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3. Lo bueno del entretiempo es que aún hace sol y hay días buenos

Lo bueno del entretiempo es que es un tiempo de frontera. Es el final del tiempo que marca (en este caso el buen tiempo del verano) y el principio del tiempo que llega (el frío y la lluvia). No solo habrá días malos, sino también días estupendos y soleados, en los que sol aprieta. Por tanto, es una buena idea hacerse con unas zapatillas y salir a pasear para aprovechar los últimos rayos del sol.

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4. Pero también puede sorprendernos con un día invernal y lluvioso

Como decíamos el entretiempo es imprevisible. Puede hacer sol, pero también puede llover o podemos despertarnos con temperaturas gélidas. Para sobrevivir a estos días más duros, unos buenos botines son una buena opción de fondo de armario.

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